Señor, si me encuentro contigo yo solo,
sin acoger en nuestra relación
al prójimo que tengo al lado,
me pierdo en un orgullo vacío.
Si me encuentro contigo
sólo en los que se acercan
en comunión y cercanía,
me vuelvo egoísta voraz
recalcitrante a tu misterio
que me llega desde la diferencia ajena.
sólo cuando doy a los demás
lo que yo tengo por mío,
me vacío en suficiencia vana
que no alimenta mi carencia
desde la herida ajena que Tú sanas.
sólo cuando recibo dones
de la abundancia de los otros,
me dejo invadir de una parálisis,
que no acepta el reto de crecer
en el regalo gratuito de mis fuerzas.
Señor, si excluyo a una sola persona,
mutilo mi encuentro contigo.
La plenitud o la carencia del hermano
son dos caras de tu misma cercanía.
Amén
P. Benjamín González Buelta S.J. en “Salmos en las Orillas de la Cultura y del Misterio”