Ven Espíritu Santo, llena mi corazón y mi boca de alabanzas
para adorar con el coro de los ángeles a Jesús recién nacido!
Enséñame a contemplarlo con los ojos sencillos de los pastores,
a regalarle ofrendas de amor, como los magos.
Tocá mi mente y mi corazón para que pueda admirarme feliz
ante Dios encarnado, el que me amó tanto hasta hacerse niño,
para salvarme desde la pequeñez humana.
¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz!
Enseñame a orar, Espíritu Santo, para que pueda orar a mi Salvador
y cantarle a su sencillez divina.
¡Mi Señor! Tan pequeño, tan frágil y tan grande a la vez,
que nunca me canse de mirarte con amor,
que nunca me aburra de maravillarme por tu inmensa pequeñez.
Espíritu Santo, obrá dentro de mí para que Jesús pueda nacer
también en mi vida, para que pueda nacer en mi familia,
para que ilumine todo con su presencia.
Que en esta Navidad puedan renacer muchas cosas buenas en mí,
renovando todo con tu gracia, que mi existencia
vuelva a renacer con la tuya, milagro del Amor encarnado.
Amén!
Fuente: anónimo