Febrero empieza a despedirse, muy pronto, como cada año, cuando sentimos que los meses se van volando. Y hoy me puse a pensar en eso y me di cuenta que, entre tanto planear cosas, me estaba sintiendo fuera de mi misma, como dos o tres pasos por delante del “aquí y ahora” ¿Les ha pasado? Pues, santo remedio, me hice un té y me vi una peli, si, de esas para reflexionar y llorar un poquito, pero les aseguro que no hay lágrima que por bien no venga ;).
Stephanie Laing se estrena en la dirección de “Y nadie más que tú”, un drama romántico que empieza con un final indudable: La muerte, si, la premisa está clara desde el minuto 1, no es spoiler. Lo interesante está en la “trama” de la vida de una joven pareja: Abbie y Sam han sido los respectivos amores de sus vidas desde el colegio, desde muy peques. Recién prometidos se ven forzados a atravesar una situación inesperada que pondrá en juego el amor que se tienen. Esta “situación”, más común de lo que suena, es el cáncer, una enfermedad que en nuestros días atraviesa la situación de muchas familias, y en este caso llega a la vida de Abbie.
Pensarán que seguramente es una historia muy triste, rodeada de los tópicos que suelen acarrear este tipo de dramas, tan famosos en el cine hollywoodense actual. Sin embargo, yo creo que tiene un gran mérito y es que Abbie, la protagonista, ama tanto a su novio que quiere que, después de pasar por momentos tan duros, pueda rehacer su vida con otra mujer. El interés por una felicidad que va más allá de la suya demuestra su verdadero amor hacia él, pero empieza a olvidar que aún está viva y que puede seguir amándolo.
Lo que no sabe Abbie es que lo más importante del amor es lo que está viviendo: La fortaleza de permanecer juntos, en las buenas y en las malas. Esto nos enseña que a veces estamos demasiados predispuestos a pensar y planificar el futuro, olvidando por completo que la vida es “hoy” y no mañana, y que a veces perdemos más tiempo estipulando lo que pasará y no disfrutamos de lo que tenemos ahora.
Este film es un abrazo a la vida, a la superación personal y, por supuesto, un poco de aliento para las familias y seres queridos de quienes atraviesan esta enfermedad. Si hay esperanza, siempre se puede sonreír. Lo importante ante todo es AMAR, en definitiva ¿Quién puede predecir qué día tendrá que partir? La vida es un ratito y es momento de abrazar más, agradecer más y perdonar más.
Los invito a mirar el tráiler:
¿Les gustó? Pues si no tienes Netflix, puedes verla aquí y ¡A vivir señores!