Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: “Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”.
Jesús le respondió: “Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: “Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra”.
Jesús le respondió: “También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”. El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: “Te daré todo esto, si te postras para adorarme”.
Jesús le respondió: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto”. Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.
Palabra de Dios
P. Sebastian García Sacerdote de la congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharam
En este primer domingo de Cuaresma, el evangelio nos presenta a Jesús en el desierto y tentado. Las tentaciones las podemos resumir en las tres “P”: placer, poder, poseer. El placer con los panes como satisfacción, el poder haciendo depender a Dios de mis quereres y el poseer con la multitud de reinos del mundo.
Hoy vivimos inmersos en un mundo cuya cultura predominante es la que pondera y eleva a niveles desorbitantes estas tres P. Asistimos a una cultura de consumo que en todo momento y en todo lugar lo que va a proponernos es el placer de disfrutar, el falso poder en los rostros del Dinero, la explotación y el “hacer carrera” a como dé lugar y la pretendida mentira de pensar que uno es más porque más tiene. Esto es muy común: tener la ropa de marca, disfrutar de grandes comidas, tener la casa más grande, el celular último modelo, el auto 0Km, fiestas eternas con rostros desfigurados y anónimos, vidas vertidas en vértigo y vorágine, alcohol y pastillas… Hoy por hoy el mundo en su Cultura de Consumo y Muerte se ha vuelto un lugar hostil para la Vida.
Por eso, el evangelio de hoy nos alienta a que si Jesús fue tentado, nosotros también lo seremos. Y así tiene que ser. Entonces la tentación, -¡que nunca, nunca es pecado!- será la ocasión para poder afirmar más y mejor nuestras convicciones y nuestro ser de discípulos misioneros del Reino. Estas tentaciones van a estar presente en todo el ministerio de Jesús; por lo tanto van a estar presente todos los días de nuestra vida. Y contra ellas tenemos que luchar: contra un mundo careta que nos quiere hacer creer no solo que la vida se compra y se vende sino también que “sos más porque más tenés o mejor te vestís”, que la vida tiene sentido si tenés un gran oficina y un gran trabajo a expensas de oprimir hermanos, que cuanto más poseés más garantizado tenés el futuro, que para ser alguien tenés que pertenecer a cierto estrato social o económico, tener determinadas costumbres, asumir determinados hábitos…
Somos nosotros los que tenemos que sentir esta tentación en carne propia y junto con ella el clamor de tantos hermanos que son diariamente expulsados por este mismo Sistema que quiere tentarnos y hacernos “sentir parte”.
Es oportunidad para ponernos del lado de la Vida Nueva de Jesús y desde la gracia de su Espíritu y con ánimo renovado no sólo hacer “prácticas cuaresmales” sino salir al encuentro de todos esos hermanos que sienten la vida y la fe amenazadas; que no son parte sino deshecho de esta cultura de muerte y luchar junto a ellos para alcanzar más dignidad.
El problema no son las tentaciones en la vida. El desafío es decidir desde dónde vamos a vivir: desde la apariencia de las tres P o desde la Vida de Jesús, optando por los pobres y las periferias existenciales.
Te deseo un lindo domingo de la mano de este Evangelio, te mando un fuerte abrazo en el Corazón de Jesús y si Dios quiere, será hasta el próximo evangelio.