Capacidad humana que lo cura todo.
¿Alguna vez te reíste tanto que esta risa te provoco dolor de estómago? ¿Has llorado de risa alguna vez en tu vida?¿O tal vez en alguna ocasión sin darte cuenta saliste a la calle con la playera al revés y al percatarte de esto soltaste una carcajada que aún no puedes olvidar?
Desde el momento en que nacemos llevamos dentro el poder de reír, y es algo que esta constantemente alimentando nuestra manera de ser, cuando aprendemos a reírnos de nosotros mismos, adoptamos la capacidad de ver la vida de diferente manera y de aceptarnos como somos con nuestras virtudes y defectos.
Todos los humanos tenemos la capacidad de desarrollar el sentido del humor. En ocasiones el estrés, el miedo, las presiones e incluso la flojera traen a nuestra mente pensamientos negativos que inmediatamente se reflejan en nuestro rostro, actitudes y comportamiento. Esto lo podemos evitar con sólo atrevernos a cambiar; nada nos cuesta mostrar una sonrisa y contagiar a todos los que nos rodean con el efecto de la misma.
El tener sentido del humor produce efectos maravillosos y muy valiosos en nuestras vidas y en la de los demás. Las personas que lo integran en su vida diaria se relacionan mejor con los demás, mantienen una autoestima más alta, adquieren seguridad y prestigio, mantienen una actitud positiva ante los problemas que se les presentan en su diario vivir y por lo tanto resuelven más fácilmente y de una mejor manera las situaciones difíciles.
La risa ha despertado la curiosidad de investigadores y científicos, los cuales, durante años han tratado de descubrir sus cualidades y los efectos benéficos que produce en el ser humano. Algunas de las cosas que han descubierto han sido que:
– fortalece el sistema inmunológico y produce anticuerpos,
– ejercita nuestro sistema respiratorio,
– mejora el ritmo cardiaco,
– elimina las toxinas del cuerpo,
– reduce las alergias y,
– por si fuera poco, contribuye a la belleza ejercitando los músculos del rostro evitando su flacidez, da un brillo especial a nuestros ojos y la cara se muestra feliz, entre otras cosas.
Pero ¡atención! Todo en exceso es malo sobre todo si no sabemos controlar nuestras emociones e impulsos, la risa en ocasiones se puede convertir en violencia, cuando nos burlamos de los defectos, las desgracias o de la discapacidad de los demás. Recuerda que tú tienes el control de los límites.
Está en tus manos la decisión de abrir el corazón y la mente hacia el buen humor y procurar que sea algo constante en tu diario vivir, puedes inyectar optimismo en tu familia, trabajo, escuela, o en cualquier momento o situación de tu vida para mantenerte contento y alegrar a los que te rodean.
Fuente: arquidiocesismexico.org.mx