El resucitado camina con nosotros cada día…

lunes, 5 de abril de
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“El Señor nos vuelve la memoria afectiva hacia los lugares donde la vida se hace plena para descubrir de una o de otra forma que Él camina con nosotros, que está vivo, que ha resucitado, que no hay motivo para la tristeza y para la angustia. Signos bien sencillos, concretos, cotidianos: la pesca milagrosa, el pan partido y la Palabra proclamada, el nombre pronunciado sobre María.

Cada uno de nosotros tiene una historia de encuentro con Jesús, un lugar, un hecho donde la vida se abrió como vida y el Señor se mostró como Señor de la historia, Señor de la salvación, en esos lugares el Señor se manifiesta para decirnos que Él camina con nosotros y que está a nuestro lado, que ha resucitado.

Es muy simple, es en lo cotidiano, es sin violentar nuestra vida, es haciéndonos sentir en lo más hondo del corazón que Él está en el mate compartido y en la conversación de la mesa, que Él está en el café con el amigo y en el momento de la oración con la Palabra, que Jesús está vivo allí mientras hacemos las cosas de la casa y él nos va hablando de la vida en lo nuestro, Jesús se manifiesta vivo, “No soy un fantasma, soy yo mismo, aquí están mis manos y mis pies, este es mi costado abierto”, les decía los discípulos. “Soy yo, estoy vivo, ¿tienen algo para comer?”

Tan simple, sencillo, maravillosamente grande, en lo cotidiano se muestra Jesús para darle dimensión nueva a lo de todos los días. El Señor no nos quiere haciendo grandes cosas, nos quiere haciendo lo de todos los días de una manera grande. Es Jesús, tan cotidiano que los hace volver a los discípulos sobre aquel lugar donde la historia de la salvación para ellos fue el comienzo de un camino nuevo, “Vayan a decirles a mis discípulos que en Galilea me encontrarán”.

Galilea es el lugar del primer encuentro, es el lugar de la casa de Simón donde Jesús estuvo mucho tiempo con ellos, es lo de todos los días, es lo cotidiano. El Señor te invita a encontrarte con él, resucitado, en lo de todos los días. Sería bueno que te preguntes cuáles son las cosas de todos los días donde Él se manifiesta regalándote un don de presencia que le da sabor, color y gusto distinto a lo de todos los días, cuáles son las cosas de todos los días es tu vida donde el Señor se muestra vivo y donde viene a renovarte en esta Pascua.

El Señor que forma parte de lo tuyo en el trabajo cuando entras a tu oficina, en la tarea que te toca descubrir que ahí está Él, el señor es Señor de lo simple, su presencia cotidiana se la descubre por dos signos: el de la alegría y el de la paz, son los signos de la resurrección. Para descubrir si es presencia o no de Jesús lo que estamos viviendo hay que captar interiormente, sintonizar con el registro del corazón si lo que vivo me da paz y alegría, si es así interiormente lo que siento, lo que vivo entonces es el Señor.”

 

P. Javier Soteras, Ejercicios Espirituales Abiertos 2019. Tucumán