Concursos de Belleza: ¿Cosifica a la mujer?

viernes, 13 de octubre de 2017
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13/10/2017 – Históricamente los concursos de belleza fueron considerados parte de la tradición de muchos pueblos, municipios, provincias o regiones, que se enorgullecían de sus “reinas” o “princesas”. Los que están a favor, sostienen que no sólo se evalúa la belleza  a la hora de seleccionar a las chicas, también se busca que la mujer coronada sepa promocionar la fiesta y a su distrito en las diferentes ciudades a las que asiste. Sin embargo, en los últimos tiempos ha ido cambiando la mirada de estos certámenes, surgiendo una perspectiva negativa, al punto de que algunas personas los consideran una forma de violencia simbólica y de cosificación de la mujer.

Mónica Katz, especialista en nutrición, en diálogo con Radio María Argentina, sostuvo que el concurso de belleza  no promociona proyectos o ideales que permitan a las mujeres ser partícipes del mundo con un lugar equiparable al hombre: “poner a una mujer a desfilar con un cuerpo lindo significa dejarlas atrapadas en un lugar pequeño y las personas son más que un cuerpo”.  Con respecto a la edad a la cual apunta el concurso, la especialista manifestó que los certámenes no son solo una forma de armar identidad sino que además construye la cultura de la imagen: “la imagen está en todos lados, hasta en los momentos íntimos, es un show de cuerpos”. 

Con respecto a la relación entre los modelos de belleza y los trastornos alimentarios Katz expresó: “Cada 20 mujeres hay 1 hombre con trastorno alimentario”. Para que alguien tenga ese cuadro, se requiere una personalidad que posea dos condiciones: obsesión y exigencia. Pero para que se cumpla la cultura del cuerpo perfecto, para Mónica, es necesario un tercer punto: que el entorno de la persona sólo la vea como un cuerpo: “el gran problema y, a la vez solución, pasa por la gente”. 

“Es necesario reconvertir los concursos de belleza”

Con una postura más intermedia, la legisladora Liliana Montero, se refirió al proyecto de ley que presentó el año pasado para reconvertir los concursos en territorio provincial. Dicho proyecto tiene el fin de generar condiciones de equidad y, sobre todo, lograr que la mujer deje de ser un objeto y sea valorada como persona. “No me parece que haya que ponerse en posiciones fundamentalistas, estos concursos han sido parte de un contexto histórico determinado y hoy estamos en un contexto distinto, donde la situación de la mujer hace que entendamos que no es una cosa” expresó la legisladora. Para Liliana, por un lado es necesario prohibir los certámenes donde se expone la cosificación de la mujer pero también es necesario reconvertirlos para que pueda tener representación, pero desde una mirada genuina donde se expongan las calidades humanas y no lo físico.

Violencia simbólica: la más difícil de explicar y advertir

Radio María también dialogó con Gisela Estremador, quien a sus 16 años ganó la banda de princesa en la Fiesta de la Manzana de 1999 en General Roca, Río Negro y que, con los años se volvió activista en contra de estos concursos. Actualmente lucha para que el Estado no de apoyo económico a los concursos de belleza. “Estos concursos constituyen una violencia simbólica de la mujer, y este tipo de violencia es la más difícil de explicar o ver porque cuando se habla de violencia siempre se piensa en la física o sexual.  Es un trabajo muy arduo pero tiene un mérito importante, sobre todo el concientizar cómo erradicar estas actitudes. Los concursos quieren demostrar a la mujer en un estereotipo que se le fue asignado desde que el mundo es mundo. Muchas veces hay resistencia, por desconocimiento e ignorancia, de comprender que si estamos en contra del femicidio, hay que estar en contra de todo tipo de violencia”.