El Papa Francisco expresa su deseo de viajar a Nicea en 2025

viernes, 28 de junio de 2024
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28/06/2024 – En la audiencia con la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, con motivo de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, el Papa Francisco aludió el 1700° aniversario, a cumplirse en 2025, del Primer Concilio Ecuménico celebrado en Nicea, y agradeció al patriarca Bartolomé la invitación a celebrarlo juntos en los lugares donde tuvo lugar ese Concilio.

“Espero que el recuerdo de ese acontecimiento tan importante pueda aumentar, en todos los creyentes en Cristo el Señor, el deseo de dar juntos testimonio de la fe y el anhelo de una mayor comunión”, expresó el pontífice.

En particular, el Papa Francisco manifestó su alegría por el hecho de que el Patriarcado Ecuménico y el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos hayan comenzado a reflexionar sobre cómo conmemorar juntos ese aniversario.

“Yo tengo el deseo de ir; y agradezco a Su Santidad Bartolomé por invitarme a celebrarlo cerca del lugar donde se reunió el Concilio”, expresó, y agregó: “Es un viaje que quiero hacer, desde el fondo de mi corazón”.

Oremos juntos por la paz en Tierra Santa
Francisco consideró que, de concretarse ese viaje, sería una nueva oportunidad para llevar a cabo la misión que las Iglesias están llamadas a realizar hoy, “en una época en la que tantos hombres y mujeres son prisioneros del miedo al futuro”; es decir, “anunciar a Jesucristo, nuestra esperanza, siempre, en todas partes y a todos”; y también para orar juntos.

En este sentido, el Papa recordó el momento de oración en los Jardines Vaticanos -de los que se celebró el décimo aniversario el 7 de junio- junto a Bartolomé y el patriarca greco-ortodoxo de Jerusalén, Teófilo III, con el difunto presidente del Estado de Israel Shimon Peres y el presidente del Estado de Palestina, Abu Mazen, para invocar a Dios por la paz en Tierra Santa, en Oriente Medio y en todo el mundo.

“Diez años después, la historia actual nos muestra nuevamente, de manera trágica, la necesidad y urgencia de orar juntos por la paz, para que esta guerra termine, los Jefes de las Naciones y las partes en conflicto puedan encontrar el camino de la armonía y todos puedan reconocerse como hermanos”, expresó el Santo Padre.

Se trata de una invocación a la paz que el Papa extiende a todos los conflictos en curso: “En particular, a la guerra que se libra en la atormentada Ucrania”.

El encuentro en Jerusalén entre Pablo VI y Atenágoras
Con la mirada todavía puesta en Jerusalén, el Papa recordó el encuentro, ocurrido hace sesenta años en la Ciudad Santa, entre Pablo VI y el patriarca ecuménico Atenágoras; el mismo encuentro que impulsó el “camino de acercamiento y de pacificación”, que continúa desde entonces y que hoy avanza “hacia el restablecimiento de la unidad a la que sólo el Espíritu Santo puede guiarnos, la de la comunión en la legítima diversidad”.

“Después de siglos de mutuo distanciamiento, aquel encuentro fue un signo de gran esperanza, que no deja de inspirar los corazones y las mentes de muchos hombres y mujeres que hoy anhelan alcanzar, con la ayuda de Dios, el día en que podamos participar juntos del banquete eucarístico”, destacó.

Siempre en el hilo de los recuerdos, el Papa recordó también el viaje de mayo de 2014 a Tierra Santa, también con Bartolomé a su lado: allí mismo, “donde nuestro Señor Jesucristo murió, resucitó y ascendió al cielo, reiteramos nuestro compromiso de seguir caminando juntos hacia la unidad por la que Cristo el Señor oró al Padre, para que todos seamos uno”.

El pontífice conserva vivo el recuerdo de aquella peregrinación y dijo estar agradecido por haber desarrollado con el patriarca una “amistad fraterna” desde aquel viaje, mantenida en los últimos años y “alimentada por numerosos encuentros, en muchas ocasiones de colaboración concreta, entre la Iglesia católica y a la Iglesia ortodoxa, en cuestiones de gran actualidad para las Iglesias y para el mundo, como el cuidado de la Creación, la defensa de la dignidad humana y la paz”.

La atención del Papa se centró luego en el Jubileo de 2025, que tendrá como lema “Peregrinos de la esperanza”. Como ya en la bula de invocación Spes non confudit, Francisco reiteró la invitación al Patriarcado Ecuménico a “acompañar y sostener con la oración ese año de gracia, para que no falten abundantes frutos espirituales”.

Continuar el diálogo hacia la unidad
De ahí, la nueva invitación a continuar el diálogo entre las Iglesias: “No implica ningún riesgo para la integridad de la fe”, subrayó el Papa, sino que “es una necesidad que surge de la fidelidad al Señor y nos lleva a toda la verdad, mediante un intercambio de dones, bajo la guía del Espíritu Santo”. Por este motivo, expresó su aliento al trabajo de la Comisión Mixta Internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa, abocada al estudio de delicadas cuestiones históricas y teológicas.

“Espero que los pastores y teólogos involucrados en este proceso vayan más allá de las disputas puramente académicas, y escuchen con disposición lo que el Espíritu Santo dice a la vida de la Iglesia, así como que lo que ya ha sido objeto de estudio y acuerdo encuentre plena acogida en nuestras comunidades y lugares de formación. Siempre habrá resistencia a esto, en todas partes, pero debemos avanzar con valentía”, animó el Papa.

Al final de la audiencia, hubo un recuerdo lleno de afecto para el obispo Ioannis Zizioulas, teólogo ortodoxo, metropolitano mayor de Pérgamo, fallecido en 2023. “Era irónico, pero era bueno, lo quería mucho”. Francisco recordó una sabia declaración de él, dicha en forma de broma: “Sé cuándo será el día de la plena unidad: el día del juicio final. Pero, mientras tanto, caminemos juntos, oremos juntos y trabajemos juntos”.