Estamos llamados a retirar las piedras de todo aquello que sabe a muerte.

lunes, 30 de marzo de 2020
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29/03/2020 –  El Papa Francisco afirmó que “la muerte ha entrado en el mundo por la envidia del diablo”, y que Jesucristo “vino para liberarnos de las ataduras” de la muerte.

Así lo afirmó este Quinto Domingo de Cuaresma 29 de marzo, durante el rezo del Ángelus en la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, citando un fragmento del Libro de la Sabiduría. El Papa recordó que “Dios no nos ha creado para la tumba, nos ha creado para la vida, bella, buena y alegre”.

El Santo Padre reflexionó sobre el episodio evangélico de la resurrección de Lázaro. “Lázaro era hermano de Marta y María; eran muy amigos de Jesús”.

El Papa subrayó que en ese fragmento evangélico “tocamos con la mano que Dios es vida y da la vida, pero se preocupa del drama de la muerte. Jesús podría haber podido evitar la muerte de su amigo Lázaro, pero quiso hacer suyo nuestro dolor por la muerte de las personas queridas y, sobre todo, quiso mostrar el dominio de Dios sobre la muerte”.

“En el Evangelio vemos que la fe del hombre y la omnipotencia del amor de Dios se buscan y al final se encuentran. Es como un camino doble: la fe del hombre y la omnipotencia del amor de Dios que se buscan y al final se encuentran”.

Por lo tanto, “estamos llamados a retirar las piedras de todo aquello que sabe a muerte: la hipocresía con la que se vive la fe, es muerte; la crítica destructiva hacia los demás, es muerte; la ofensa, la calumnia, es muerte; la marginación del pobre, es muerte”.

“El Señor nos pide retirar esas piedras del corazón, y la vida, entonces, florecerá de nuevo en torno a nosotros. Cristo vive y quien lo acoge y se adhiere a Él entra en contacto con la vida. Sin Cristo, al fuera de Cristo, no sólo no está presente la vida, sino que se cae en la muerte”.

La resurrección de Lázaro “es signo también de la regeneración que se produce en el creyente mediante el Bautismo, con la plena adhesión al Misterio Pascual de Cristo. Por la acción y la fuerza del Espíritu Santo, el cristiano es una persona que camina en la vida como una nueva criatura: una criatura para la vida y que va hacia la vida”.

El Papa Francisco finalizó pidiendo que “la Virgen María nos ayude a ser compasivos como su Hijo Jesús, que ha hecho suyo nuestro dolor. Que cada uno de nosotros sea cercano a cuantos se encuentran en la prueba, volviéndonos para ellos un reflejo del amor y de la ternura de Dios, que libera de la muerta y se hace vencer a la vida”.