Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:”¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: ‘Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña’. El respondió: ‘No quiero’. Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: ‘Voy, Señor’, pero no fue.¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?”. “El primero”, le respondieron. Jesús les dijo: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él”.
San Mateo 21,28-32
En un silencio elocuente, en medio de la noche, Dios se hizo hombre. Sus padres abrieron un camino y con su sí generoso nos trajeros la presencia del Dios vivo. María y José nos abrieron un camino en quien venía a ser el Camino.
A la Navidad se entra por este camino que nos muestra la Palabra hoy, por la obediencia. Esta palabra proviene de escuchar y la aceptación de lo que nos dice. La obediencia es fruto de la escucha interior y por eso al territorio de la Navidad se llega en la noche de los silencios donde todo se acalla y donde lo que antes nos hablaba ya nada habla. Los grandes silencios son los preludios de grandes palabras.
Por lo tanto en algunos silencios y noches de nuestras vidas tenemos que disponernos interiormnte para recibir las palabras con las que Dios viene en nuestro encuentro. A Dios solo se lo recibe después de largos silencios, de la sensación de vacío donde pareciera que nada nos dice nada. Suele pasarnos y lo identificamos con el cansancio, con el agotamiento, con una cierta tristeza y pensamos que somos nosotros mismos la ocasión de haber generado este espacio y es posible que así lo sea.
Hay una dimensión, la de los silencios que nos habitan por dentro, donde las cosas ya no nos dicen lo que antes nos decía, y es porque posiblemente las cosas de todos los días nos estén por decir algo diferente desde un Dios que nos quiere despertar del sueño a su presencia. Es la Palabra de Dios hecha carne la que viene a nuestro encuentro; su elocuencia está manifestada en un niño que llora, jadea, mama y no dice nada, y a la vez todo está dicho segun los testimonios de los magos “porque nos ha nacido un rey”. Dios nos quiere visitar y despertarnos de un vacío silencio donde hay que darle tiempo, y lo nuevo por el camino de la sencillez y la simpleza nos invita a esperar obedientemente, es decir con una profunda actitud de escucha.
No sé de dónde vengo y voy para Belén. Belén está muy lejos, hay que tomar el tren, cruzar el mar, en coche, después seguir a pie.
Belén no está lejos, cerca está Belén. Queda donde todos nos portamos bien.
Se me ha perdido un niño y no lo puedo hallar. Lo andoy buscando a tientas con gran necesidad. Lo llamo y no contesta. Yo llego y él se va.
El niño está cerca, ahí nomás está, durmiendo tranquilo junto a su mamá.
Recuerdo que hace añares solíamos jugar. Los dos éramos changos, pero una Navidad me fui para ser grande y ya no lo vi más.
Pero Él no se cansa nunca de jugar. Sigue siendo chango para Navidad.
Le llevo mil regalos en cajas de cardón, y voy con mucho miedo porque alguien me contó que el chango amigo mío ahora es gran señor.
No le lleves nada, nada, por favor, más que un paquetito con tu corazón.
En cada paso que van dando María y José a Belén es todo un paso que todo el pueblo, siglo tras siglo, va dando junto a ellos… los de aquel entonces y los que vendríamos después. El niño sigue eligiendo para nacer los lugares pobres y oscuros de nuestros corazones. En cualquier de nosotros y en cualquiera de los hermanos, el niño viene a nacer.
La alegría no sabe esperar
ya será Navidad.
Un silencio en la casa andará,
intentando la paz.
Navidad es nacer otra vez
es volver a empezar,
retomar el camino y seguir
porque vuelve a aclarar.
Oh niñito Jesús, nuestro Dios
esta zamba te traigo Señor
La tristeza no encuentra lugar
cuando es la Navidad.
La alegría no sabe esperar,
Navidad es un sueño
capaz de cambiar lo que está
y llevarnos con una emoción
a buscar la verdad.
No hay verdad más bonita que amar
que entregarse y dejar
que el milagro nos venga a habitar,
eso es la Navidad.
esta zamba te traigo, Señor
cuando es la Navidad
Padre Javier Soteras
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