03/02/2020 – La semana pasada se hizo viral en las redes sociales la reflexión que escribió Severo Sosa, papá de un niño que tiene un trastorno del espectro autista, y hermano de una mujer ciega.
Con mucha sencillez y naturalidad, esta persona compartió en su perfil de Facebook lo que le había pasado en un bar de Córdoba que subrayaba su carácter de “bar inclusivo”.
La denominación le hizo ruido a este papá cuando se percató de que esa “inclusividad” no tenía condiciones que incluyeran a su hijo o a su hermana, por ejemplo.
Por eso, en el texto, Sosa relató las preguntas que le fue haciendo a la empleada del local gastronómico que lo atendió y lo saludó a él y a una pareja amiga con un “¡Hola chiques!”, por ser lenguaje inclusivo.
La recepción le dio curiosidad y se interesó por saber cómo serían recibidos clientes ciegos, con autismo y sordos, “tres casos de gente absolutamente excluidos del sistema”, según dice Sosa.
Preguntó si tenían la carta en braille y con pictogramas, y si ella sabía lengua de señas. La respuesta, en medio de una indisimulable incomodidad, fue negativa.
Entonces, este papá escribió lo siguiente:
“¿Querés ser inclusivo? Incluí a todos ellos, y a todos los que el sistema directamente no da lugar. Es difícil, sí, y mucho. Porque si yo digo que ayudo a los pobres porque le doy $50 por mes a un pobre, no estoy ayudando; estoy haciendo ayuda de cotillón, de maquillaje, esa que se ve linda, pero que sabemos que no sirve para nada mas que disfraz”.
Su escrito fue compartido cerca de 70 mil veces, y tuvo más de 7 mil comentarios y más de 35 mil reacciones.
En este marco no preguntamos ¿qué es la inclusión?, ¿Se trata sólo de agregarle una letra “e” a las palabras?, ¿Es sólo una cuestión de género? O eso sólo achica el concepto de inclusión?, ¿Somos inclusivos en Argentina con las personas que afrontan una discapacidad?.
En Radio María Argentina dialogamos con una experta en el tema inclusión, o “reconocimiento”, como le gusta decir a la licenciada Ana Argento.
Ana es titular de de la Fundación “Por igual más”, y por estos días está en Japón, en representación de la Argentina, haciendo un curso sobre reconocimiento e inclusión de personas con discapacidades intelectuales, en contacto con experiencias muy valiosas del propio Japón y de otros países del mundo.
En diálogo con nuestra emisora, la Licenciada Argento sostuvo: “Leí la carta y realmente me pareció muy interesante el planteo que se hace. Desde la fundación trabajamos con un modelo de la discapacidad que plantea pensar no en la inclusión sinó en el reconocimiento de la persona con discapacidad. Esto significa que no solo la sociedad tiene la potestad de que la persona con discapacidad “sea parte” sino que, en realidad, es cambiar un poco la mirada y pensar que la persona con discapacidad es sociedad, forma la sociedad y “ya es parte”. Entonces, más que ser incluida es necesario ser reconocida”.
La especialista también consideró que “en nuestra sociedad falta este reconocimiento. Me gusta ser positiva y decir que creo que estamos mucho mejor que hace tiempo atrás pero sigue habiendo mucho prejuicio, discriminación y, sobre todo desconocimiento y creo que eso es uno de los grandes problemas que tenemos como sociedad”.
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