Brochero: Cuando la Palabra de Dios da vida

lunes, 16 de marzo de 2015

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16/03/2015 – Hoy celebramos la fiesta del Beato José Gabriel del Rosario Brochero. El “Cura Brochero” es ejemplo de cuán fructifera puede ser una vida cuando está empapada del evangelio. El cura gaucho, fue motor de grandes transformaciones en su tierra, dignificando a las personas, generando acequias, colegios y caminos que acortaran las distancias y promovieran a los pobladores de los parajes de Traslasierra, en la Provincia de Córdoba.

 En su tierra hay “olor a santidad”… sólo queda que la iglesia confirme sus virtudes para poder llevar al querido Cura Brochero a los altares. En septiembre del 2013, asistimos a la beatificación del “Cura Gaucho”. Es mucho lo que podemos comentar sobre este hombre grande; en esta oportunidad compartimos algunos rasgos de este siervo de Dios que nos presenta el P. Javier Soteras en una de sus catequesis.

 

Sembrar la Palabra de Dios en los corazones

 En cuanto miembro de la iglesia y en cuanto sacerdote, Brochero estaba llamado a un íntimo contacto con la palabra de Dios. La palabra que lo alimenta, y desde ahí debe comunicar, la palabra que expresa su vocación y la palabra que lleva en sí su misión.

 Diversar fuentes nos hablan de este contacto suyo, rumiante, con la palabra. Uno de los testimonios, que cita el P. Llano en su libro “Corazón de tierra, latido de cielo” cuenta que cuando el Cura Brochero predicaba era muy gráfico en sus explicaciones y se basaba en comparaciones de la vida común.

Era un hombre conocedor de las sagradas escrituras, leía con frecuencia el evangelio. Lo testimonia  don Raimundo Castellano quién dice:  “difícilmente otro cura, conociera tan bien el evangelio como el siervo de Dios”. De hecho, los únicos dos libros que tenía sobre su mesa era, el evangelio y la imitación de Cristo, de Tomás kempis. Otro testigo, un padre misionero decía que el siervo de Dios, conocía de memoria el evangelio y algunas cartas de San Pablo.

En realidad, la predicación de Brochero, era siempre basada en el evangelio, porque lo citada de memoria. Su modo, su estilo, su manera de decir las cosas grandes en forma simple, lo ponían en profunda sintonía con el maestro de Galilea, con Jesús el carpintero de Nazaret.  Sin duda Brochero ha encontrado, no solamente un modo de conceptualizar con claridad las verdades que el evangelio nos revela a la razón, sino que la hizo pasar por el corazón, dejándose tomar en los sentimientos y en los afectos por la Palabra.

Sólo cuando se tiene al evangelio muy adentro, se puede vivir con claridad, y se puede vivir con vocación de servicio en el compromiso por la promoción de las personas y los pueblos, lo que verdaderamente identifica la figura de nuestro cura gaucho José Gabriel del Rosario Brochero. La Palabra de Dios que es viva, que resultó operante en Brochero, también lo es en nuestras vidas. Dios trabaja el corazón del hombre de múltiples formas, pero casi siempre elige el camino de la oración y de la lectura orante de la Palabra de Dios.

            Brochero (2)

 

Siguiendo a Ignacio de Loyola, quien sin duda marcó su vida en el Espíritu con sus composiciones de lugar en los ejercicios espirituales, Brochero se convirtió en un maestro de graficar el evangelio para los suyos. La biblioteca del “cura gaucho” podría resumirse en la Palabra de Dios, La imitación de Cristo, el misal y el rosario.

Mientras va sobre la mula recorriendo cientos de kilómetros, desgranando rosarios va José Gabriel del Rosario Brochero, va sumando cuentas tras cuentas, en la búsqueda de aquellas verdades que están escondidas como semillas en el corazón de un pueblo…  al encontrarse con el testimonio viviente de este cura, no hizo otra cosa que dejar sembrar en su propio corazón y dejar germinar en su propia alma, el evangelio, la palabra, la vida nueva de Jesús.

Imágen utilizada por el Seminario Mayor de la Arquidiócesis de Córdoba como encabezado en su web

Dios escondido en la belleza

La belleza del paisaje que encierra el paraje de Traslasierras donde Dios lo hizo cura, en sí mismo habla de esa presencia que enamoró el corazón de Brochero.  La belleza de lo creado puso en contacto a Brochero con la palabra y lo abrió a la inmensidad del cielo. En relación a esto el Cura Brochero dice:

“El amor eterno de Dios hacia el hombre está escrito en todas las maravillas de la creación… los prodigiosos fenómenos de la naturaleza que, a cada paso, nos asombran, publican por todas partes ese amor. Lo mismo hacen los luminosos astros que embellecen el firmamento. Igual cosa publican las refulgentes estrellas que tachonan y esmaltan la bóveda celeste. El cambio periódico de las estaciones, la riqueza del mundo vegetal y animal, y todo lo grande y sublime que presenciamos en el universo, predican que Dios amó al hombre desde la eternidad y que, en él, puso los ojos de su amor y de su predilección. Porque crió a este basto universo para el hombre, para engrandecerle el alma, para ensalzarle el corazón y por eso lo hizo Rey de lo creado”

Sin dudas que ese amor que le brota en lo profunda del corazón y que se lo comunica a la imagen del Tata Dios, le hace descubrir cuánto vela Él por sus hijos. Como nos dice el Evangelio  “Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?” (Lc 12, 22) o más adelante cuando habla del vestido de los lirios del campo que no tejen ni hilan, sin embargo cuán bellos están cuidados por las manos de Dios. Cuánto más Dios va a cuidar y velar por nosotros.

Esta es la conciencia que Brochero tiene: se siente profundamente amado por el Padre, y eso le da la confianza para llevar adelante todos esos proyectos que Dios puso en su corazón.

 

Adaptación catequesis del P. Javier Soteras