los sueños que tiene para tu vida; las enseñanzas que te esperan día a día;
las lecciones que aun no aprendes y no ves, por la lucha que eso significa;
las bendiciones que te ofrece en cada segundo que tu respiras;
las batallas que Él lucha junto a vos y tus pesares;
las caídas que Él suaviza con su gracia en tu alma;
las victorias que Él disfruta de ver en ti, con esperanza;
los cambios que te mueven a lugares no muy cómodos pero necesarios
para descubrir el camino que conduce a la verdad;
la “espera” la que implica paciencia y no ansiedad,
de querer ver hoy lo que Él a su tiempo te dará;
los milagros que recibirás con la simple cualidad
de amar y dar sin condición, desde lo profundo de tu corazón.
Por eso no te desanimes en el medio del batallón, que Dios te da batallas porque vé en vos un ser lleno de fuerzas escondidas respaldadas por la Fe, que aunque a veces creas que vaciles vos podés con todo y más también.
Por eso no te desesperes en cuestiones sin sentidos, más aún lucha por ser alguien transparente que no baja los brazos aún vencido.
Si conocieras en verdad los deseos de su corazón,
no te preguntarías tantas cosas que te quitan la esperanza hoy.
Si Jesús se mantuvo firme en la Cruz (y su motivo fue el amor) no te rindas, no te quedes, muevete por amor y busca ser feliz y hacer feliz a quien veas por ahí.