Hasta El Ultimo Hombre (Hacksaw Ridge)

sábado, 24 de junio de

Dirigida por el célebre Mel Gibson, esta película narra la historia real de Desmond Doss, un joven médico militar estadounidense que participó en la sangrienta batalla de Okinawa, en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, y se convirtió en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso.

Doss quería servir a su país pero no estaba dispuesto a tomar un arma debido a su fe y a una promesa que se había hecho de pequeño. No quería matar, estaba dispuesto a ir a la guerra solo para salvar vidas.

Sigue tu convicción: la fuerza de la Fe

“¿Qué más podemos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” Rom 8, 38.

La fe no se negocia, “aquello en lo que creemos es lo que somos” dice un testimonio al final de la película, pues si nosotros creemos en Dios, creemos en el amor y es eso lo que nos moverá hasta el final. Quizás habrá momentos duros, de oscuridad, momentos en que dudaremos de si estamos haciendo lo correcto, pero será la Fe la que nos mantendrá de pie.

Los jefes y compañeros de Desmond se burlan de él, lo humillan y hasta llegan a causarle daños físicos. Su familia le pide que desista, que se rinda, parece que no puede luchar contra el poder del ejército, sin embargo el se mantiene firme, sabe que quiere servir y que Dios está de su lado.

En un mundo donde todavía mueren personas por defender a Cristo, por defender la Fe, ser fieles a nuestras convicciones debe ser prioridad.

Defender a Cristo, tal vez no frente a un arma sino frente a las tantas formas cotidianas que existen de negarlo concediendo lugar al pecado.

Señor, Salvemos uno más

“Alégrense conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.” Lc 15, 6.

Desmond en su incansable búsqueda de supervivientes en medio del campo de batalla mira al cielo y le pide al Señor “Salvemos uno más”, mientras Él le de valor y fuerza está dispuesto a seguir arriesgando su vida por la de sus compañeros.

Es difícil no poner esta escena en comparación con la parábola de la oveja perdida y al Buen Pastor, aquel que va en busca de su oveja, que no se rinde y que al encontrarla la carga en sus hombros para traerla de regreso.

Uno más, hasta el último, de esta manera nos espera Dios, nos busca en medio de la batalla estemos como estemos, heridos, cansados, rendidos, El nos busca, nos mira y espera a que le tendamos la mano, que confiemos en El para cargarnos, consolarnos y regresar.