Los pies de Jesùs

lunes, 28 de agosto de
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Como decia San Agustìn …tarde te amè hermosura tan anyigua y tan  nueva ,y estabas tan cerca de mi y yo afuera…

Algo para contar esn èste dìa con renovada esperanza

Los pies de Jesús

 

Muchas veces al observar los pies de Jesús, en la imagen de la Divina Misericordia, me pregunté: ¿por qué estás descalzo?

Busqué la respuesta en tu Palabra y encontré que nos invitas a caminar siguiendo tus huellas.

Ven, sígueme… me dijiste…

Dejarlo todo y seguirte. Un poco de miedo me dio tu propuesta, porque seguirte implica pisar tus pisadas. Estas son profundas, llevan el peso de tu cruz,el camino a veces es escabroso en la lucha cotidiana.

Pero … vamos, te sigo.

Me sumerjo en el mar de la vida, turbulento y Tú estás allí, esperándome. Yo, igual que Pedro, desconfío de mis fuerzas y tu poder.

SOY YO… tus pies están seguros como en tierra firme y mi inseguridad, mis miedos, no me permiten avanzar.Tus pies me indican la confianza que sólo encuentro en tu presencia.

Y hay más… luego tuve que arrodillarme y escucharte, como María, a tus pies, escuchando lo que me dices en el interior de mi corazón. Esto me llevó mucho tiempo, siempre busqué la interpretación de otros y Tú me hablas a mi en el silencio, en la calma con el alma abierta para recibir tanto amor.

Entonces comprendí, que para eso tenía que vaciarme de todo lo que no te agrada: del rencor, de la mentira, de la envidia, la soberbia y el don de las lágrimas que me diste. Y fue como sacarme los zapatos después de un día largo.

Y vi tus pies limpios y perfumados con mi arrepentimiento, descubriendo mi debilidad, mi insignificancia ante tu presencia.

Y me di cuenta que ya no miraba tus pies, ahora miraba tu rostro, tus ojos. Y tus rayos de luz me abrazaron en un perdón sin preguntas.

Ahora al ver tus pies, ya sé porqué están descalzos: porque así quieres nuestras almas ante Ti.

¡Qué incansables son tus pies! Caminando de corazón en corazón, buscándonos, llamándonos para salvarnos, para amarnos.

Jesús, que no nos cansemos nunca de caminar hacia Ti y por Ti.

 

 

Irene Lovaine