Gloriosísimo Príncipe de los ejércitos celestiales San Miguel Arcángel, defiéndenos en el combate contra los principados y potestades, contra los gobernadores de las tinieblas, contra los espíritus de maldad en los aires (Efesios 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios a hecho a su imagen y semejanza, y rescatado a tan alto precio de la tiranía del demonio (Sab. 2. , l Cor. 6). Tú eres a quien venera la Santa Iglesia como su guardían y su protector, a tí te ha confiado el Señor las almas redimidas para introducirlas en la felicidad del Cielo. Ruega al Dios de Paz para que aplaste a Satanás bajo nuestros pies, a fin de despojarle de todo poder, de retener cautivo a los hombres y de perjudicar a la Iglesia. Dígnate presentar al Altísimo nuestras oraciones para que prontamente desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor, y vence a la antigua serpiente que es el diablo o Satanás, para precipitarlo encadenado a los abismos, de manera que no pueda ya jamás seducir a las naciones.
Oh glorioso Arcángel San Gagriel, llamado fortaleza de Dios, príncipe excelentísimo entre los espíritus angélicos, embajador del Altísimo, que merecíste ser escogido para anunciar a la Santísima Virgen la Encarnación de divino Verbo en sus purísimas entrañas: yo te suplico tengas a bien rogar a Dios por mí, miserable pecador, para que conociendo y adorando este inefable misterio, logre gozar el fruto de la divina redención en la gloria celestial.Amén.
(Padrenuestro)
Oh poderoso Príncipe de la gloria San Rafael, llamado medicina de Dios, salud de los enfermos, luz de los ciegos, guía de caminantes, protector de la limosna, del ayuno y de la oración: por aquella caridad con que acompañaste al joven Tobías, te pido, oh glorioso protector mío, me libres de todos los males y peligros, y me acompañes en la peregrinación de esta vida mortal, para llegar felizmente a puerto de salvación en la eterna. Amén.