Si has dejado que la realidad te interpele
y has decidido abandonar tu zona de confort
para gritar en medio de las plazas que Él es la esperanza…
Si has sentido que la vida se te juega por dentro
y has experimentado que es mejor partirla
y compartirla en un fuerte abrazo…
Si has hecho un alto en el camino
con mil heridas sangrando, has llorado, has dudado,
pero aún así sigues buscando…
Si te has dado permiso para contemplar
y has logrado atesorar tantos rostros encontrados,
tantos gestos, tanta entrega de tus hermanos…
¡Bendice…
bendice al Señor,
y nunca olvides sus beneficios!
Ranea, Sofía.