Gracias Señor
por darme la alegría de ser instrumento tuyo,
instrumento de tu amor, de tu luz, de tu poder,
para el bien y la felicidad de los demás.
Gracias porque ese llamado tuyo
le da sentido a mis esfuerzos
y le da una orientación a mi vida…
Juntos los dos, tú con mi humilde cooperación
y yo con tu luz y tu poder.
Los dos juntos podemos levantar un poco
este mundo caído.
Ilumíname Señor,
para descubrir mejor
qué tendré que decir,
y qué tendré que hacer.
Enséñame a buscar con la mente inquieta y creativa.
Penetra en mí con tu poder
para que pueda realizar lo que me pidas
y perseverar en el empeño.
Derrama en mi corazón
la alegría de servir a tu Reino,
para que cumple mi tarea con un gozo que contagie,
con esperanza en los ojos.
Dame un profundo espíritu comunitario
para no trabajar en soledad,
porque me has llamado junto con ellos
para que luche codo a codo y corazón con corazón,
porque tu Reino no es de solitarios, sino de hermanos.
Víctor M. Fernández