Se dio vuelta una nueva página de nuestras vidas, y el año nuevo ya está en medio nuestro. El 2013, no sé ustedes, pero para mí fue muy desafiante y tuve bastante para “entretenerme”. Evidentemente, más allá de los procesos personales por los que todos pasamos, la aparición del Papa Francisco nos puso en una nueva órbita. Nos sacó de nuestros lugares de supuesto “confort” para ir hacia las calles y a las periferias. Y a todos nos supone, sea cual sea tu lugar de servicio en la Iglesia, un mayor esfuerzo en pensar y ejecutar un nuevo estilo y modo de compartir el evangelio. Francisco nos invita a la radicalidad de opción por el evangelio, y eso es bien costoso.
En medio de ese contexto, de alegría y a la vez de mucho cansancio, ayer participé de la misa de comienzo de año, aquí en Radio María con algunos hermanos de comunidad. El P. Javier Soteras, el director de la radio, nos invitó a hacer un lindo ejercicio que hoy quiero compartirlo con ustedes.
Nos contó que cuando decidió ingresar al seminario, ese día fue a misa con sus padres como un modo de ofrecer el nuevo camino que emprendía, y se dio con que era el día de Santa Teresita, patrona de las misiones. Esa noche, su mamá se acercó a la cucheta donde dormía, y le trajo una medallita de Santa Teresita que le había regalado un pariente el día en que lo bautizaron, hacía 17 años. No había tenido oportunidad para entregársela antes, o quizás simplemente se había olvidad. Le dijo que en el bautimo están contenidas todas las gracias que Dios pensó para una persona.
¡Que lindo saber que el Señor cuando nos invita a formar parte de su familia nos da un manantial de gracias que nos va a ir otorgando paulatinamente a la lo largo de la vida!. Ahí está todo lo que necesitamos para el camino.
En este nuevo comienzo de año, ofrecemos en el altar todas las gracias que nos acompañaron durante este año. Pero además, como nos invitaba ayer el P. Javier, vamos a ofrecer también todos los regalos que el Señor nos va a entregar en este 2014. Anticipadamente demos gracias a Dios por esos dones que necesitamos y por los otros que nos van a llegar por sorpresa. Porque Dios siempre es más.
En la mesa del altar ofrecemos nuestras vidas, para que el Señor nos tome en sus manos, nos cuide y nos proteja. Desde el equipo de Oleada Joven te deseamos para este 2014 lo que decía la primera lectura de ayer:
“Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz”.
De nuestra redacción
Milagros Rodón