¿Quieres que mandemos bajar fuego del cielo?

martes, 30 de septiembre de
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Las ideas nos dividen.
Las ideologías nos separan.
La misma religión nos separa y distancia.
La misma religión crea enemistades.

Los samaritanos y los judíos no se hablaban por problemas religiosos.
Incluso cada uno tenía su propio Templo.
Uno en Jerusalén, otro en el Garicín.

El mismo Jesús pasó por esta experiencia.
¡Cuánto nos cuesta a los hombres vivir en convivencia!
¡Cuánto nos cuesta respetar el modo de pensar del otro!
¡Cuánto nos cuesta respetar a los que piensan diferente!

Cuando se enteraron que iba camino de Jerusalén, le negaron alojamiento.
Como vas a los otros, no tienes nada que ver con nosotros.
Como no eres de los nuestros, para ti no hay lugar.

Y lo peor fue la reacción de los dos discípulos.
No se andaban con bromas.
Querían solucionar el problema exterminándolos.
Y se trata del Discípulo del amor y su hermano.
“Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?”
Todo lo queremos solucionar por la fuerza.
Todo lo queremos solucionar por la violencia.
Todo lo queremos solucionar acabando con los otros.

Si miramos a nuestro corazón nos daremos cuenta de que:
Todos llevamos la violencia dentro.
Todos llevamos unos incendiarios dentro.
Todos llevamos el arma de la fuerza dentro.

Todavía no hemos aprendido a solucionar:
Nuestras diferencias con el amor.
Nuestras diferencias con la comprensión.
Nuestras diferencias con la bondad del corazón.
Nuestras diferencias con el sentido de la fraternidad.
Nuestras diferencias con el diálogo sincero y franco.
Nuestras diferencias sin romper nuestra comunión.

¿A caso los esposos:
Solucionan sus diferencias con el amor?
Solucionan sus conflictos con el diálogo?
Solucionan sus problemas sentándose a dialogar?
¡Cuántos matrimonios rotos por la violencia!
¡Cuántos matrimonios fracasados por la violencia!
¡Cuánto se habla hoy de la violencia en el hogar!

¿Acaso las Iglesia y religiones:
Solucionan sus divisiones respetándose mutuamente?
¡Cuánta violencia religiosa hoy!
¡Cuántas muertes por no saber comprendernos!
¡Cuántos problemas por anunciar en el Evangelio en otras zonas religiosas!
¡Cuántas críticas entre las Iglesias!
Y todo a título de distintas creencias.
Y todo a título de distintas mentalidades religiosas!

Como dice el Papa Francisco, ¿cómo anunciar el Evangelio viviendo divididos por causa del Evangelio? ¡Por causa, incluso de distintos carismas!
Una religión que no vive del amor sino del resentimiento, no es la religión que Dios quiere.

Miremos a nuestros corazones.
Es posible llevemos demasiados fuegos incendiarios.
Aparentamos ser pacíficos, y en el fondo llevamos la violencia.
Si no incendiamos, criticamos, que es también una manera de matar.
¿No mereceremos que también hoy Jesús nos “regañe”?

Clemente Sobrado C. P.

 

Miguel Aedo