¿Por qué a mi?

jueves, 4 de diciembre de
image_pdfimage_print

Algunos conceptos legendarios, indican que si fuésemos capaces de comprender cuatro leyes esenciales, aceptaríamos mejor los cambios cotidianos que suceden a lo largo de nuestra vida. 

La primera de las leyes explica:
Que ninguna persona aparece en nuestra vida por mera casualidad, todas interactúan, se relacionan  y comparten nuestro espacio y tiempo por algo. Todas son necesarias para hacernos comprender y evolucionar.  “La persona que llega a nosotros es la persona correcta”

La segunda aclara:   

Nada,  absolutamente nada de lo que nos ocurre  en nuestra vida podría haber sido de otra manera. “Lo que  nos sucede es la única cosa que podía haber sucedido”. Aunque a nuestro cerebro y a nuestro corazón le cueste aceptarlo y prefieran gastar tiempo pensando; “Tal vez si hubiese hecho otra cosa… me hubiese sucedido otra… etc.”  la realidad es que hasta el detalle más insignificante ocurre para que aprendamos una lección y podamos continuar el camino. Todas nuestras situaciones, absolutamente todas nos enseñan a crecer.

Dice la tercera:

Cuando realmente estamos preparados para que las cosas nuevas empiecen a formar parte de  nuestra vida, es allí cuando comenzarán. En ese instante. Será el momento adecuado. Ni antes ni después. “Si estamos abiertos mentalmente a asumir  nuevas propuestas, entonces ese momento será el preciso y el correcto”.  

Y para finalizar la cuarta ley que invita a la reflexión unos instantes y dice:

“Cuando algo termina, termina”. Así de simple y de sencillo. Cuando algo concluye en nuestra vida, debemos de asumir que finaliza  para enriquecer nuestra evolución y aprendizaje. Po lo tanto, es mejor olvidarlo, avanzar contentos por habernos beneficiado con esas experiencia y evitar desgastar tiempo y  sentimientos  pensando si fue mejor o peor, correcto o incorrecto.

El regalo

Si un día tenemos que escoger entre el mundo y el amor, debemos de recordar: Si escogemos el mundo quedaremos  sin amor, pero si escogemos  el amor, con él conquistaremos al mundo

 

Miguel Aedo