La dicha de conocerlo

martes, 11 de agosto de
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Dichosa, en verdad,
aquella a la que se le ha dado gozar
de este sagrado banquete,
y apegarse con todas las fibras del corazón a Aquel
cuya belleza admiran sin cesar
todos los bienaventurados ejércitos celestiales
cuyo amor enamora,
cuya contemplación reanima,
cuya benignidad llena, cuya suavidad colma,
cuyo recuerdo ilumina suavemente,
cuyo perfume hará revivir a los muertos
cuya visión gloriosa hará dichosos
a todos los ciudadanos de la
Jerusalén celestial.

Él es esplendor de la
gloria eterna, reflejo
de la luz perpetua
y espejo sin mancha.

 

Santa Clara de Asís

 

 

Oleada Joven