TU ME GANAS SEÑOR!
¡Señor, cuántas veces soy egoísta,
terco, y no tomo
las decisiones acertadas!
Pero tu amor me convida,
me cautiva, y me llena el alma…
¡Tu Amor sin medida,
tu compasión y tus lágrimas,
tu perdonarme y recordarme siempre,
aunque, a veces, yo me vaya!
¡Tus brazos abiertos, perdonando;
tu generosidad y tu Gracia,
convierten mi resentimiento,
mi mala disposición,
en arcilla blanda!…
¡Y tú me ganas, Señor;
qué gozo, tú me puedes;
tu amor triunfa, vence!…
¡Siempre, siempre, tu Amor gana!…