¡ Bondadoso Dador de gracia, Espiritu santo!
consuelo verdadero de mi corazòn. Te adoro con profunda humildad
como a mi dios y supremo señor.
Te adoro y bendigo como al unico auxiliador en toda indigencia,
y como dipensador de todo bien, gracia y celestial alegria.
Dios Espiritu Santo, amor del padre y del hijo, para ser todo
tuyo te entrego, desde ahora para siempre: mi corazòn,
mi cuerpo y mi alma: mis energìa y facultades, mis pensamientos,
aspiraciones, palabras y obras: mis penas y gozos, mi vida y muerte.
Te entrego tanbièn a todos aquellos seres màs querido, y cuanto soy
y tengo, a fin de que sòlo tù dispongas de todo ellos y con tu amor
reines sobre mi en el tiempo y la eternidad. Amen.