Quien no sabe agradecer, no ha aprendido a vivir de verdad.

miércoles, 12 de noviembre de
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Dar gracias a Dios por lo que se tiene, allí comienza el arte de vivir. (Doménico Cieri Estrada)
Demos gracias a los hombres y a las mujeres que nos hacen felices, ellos son los encantadores jardineros que hacen florecer a nuestros espíritus. (Will Rogers)

Jesús se siente conmovido por los diez leprosos que “le piden compasión”.
Resulta curioso que el sufrimiento una a los que viven lejos.
“Judíos y samaritanos no se hablaban”.
Sin embargo, la lepra hacía que un samaritano conviviese con nueve judíos.
Algo así como si el dolor y el sufrimiento borrase las barreras que nos separan y dividen.
Se trata de una curación muy original.
Los envía a los sacerdotes.
Se sienten curados en el camino.
Nueve siguen camino de los sacerdotes.
Sólo uno tiene sentimientos de agradecimiento.
Solo uno regresa a Jesús alabando a Dios y dando gracias.

Jesús siente cierta desilusión.
Por eso pregunta un tanto defraudado: “¿No eran diez los curados y solo uno vuelve a dar gracias?”
El agradecimiento:
Es como la expresión del corazón.
Es como la expresión de la sinceridad del corazón.
Es como la expresión de sentirse deudor del otro.
Es como la expresión de la nobleza de los sentimientos.

El agradecimiento es como la expresión de la propia vida.
Y sin embargo, con frecuencia, el agradecimiento es el gran olvidado en nuestras vidas.
La vida del cristiano debiera ser como el principio del vivir cristiano.
Todos nos sentimos con derecho a pedirle favores a Dios.
Pero luego ¿cuántos somos capaces de ponernos de rodillas en acción de gracias?
Todos somos deudores de Dios.
Todos estamos llamados a ser agradecidos a Dios.
Si fuésemos sinceros con Dios, la vida no nos bastaría para darle gracias.

Gracias:
Por un nuevo despertarnos.
Por un nuevo amanecer.
Por una nueva posibilidad en la vida.
Por la posibilidad de contemplar las flores de jardín, cuando hay tantos que nunca han visto una rosa.
Por la posibilidad de poder hacer felices a los demás hoy.
Por la posibilidad de poder sonreír hoy a los que están tristes.
Por la posibilidad de acompañar hoy a los que viven en la soledad.
Por la posibilidad de hacer feliz a un niño.
Por la posibilidad de hacer feliz a un anciano hoy.
Por la posibilidad de hacer feliz hoy a esposo.
Por la posibilidad de hacer feliz a mi esposa hoy.
Por la posibilidad de que mis hijos puedan estudiar hoy.
Por la posibilidad de tener un hogar caliente hoy.
Por la posibilidad de sentirme hijo de Dios hoy.
Por la posibilidad de testimoniar el Evangelio hoy.
Por la posibilidad de vivir el don de la gracia hoy.
Por la posibilidad de tener un trabajo digno hoy.
Por la posibilidad de poder llevar el pan a mis hijos hoy.
Por la posibilidad de poder parte de mi pan hoy.

Nuestras vidas están llenas de ocasiones de ser agradecidos.
¿Acaso no debo agradecer que Dios me siga amando hoy a pesar de haberle fallado?
¿Acaso no debo agradecer que Dios me siga sonriendo hoy a pesar de mis defectos?
¿Acaso no debo agradecer que Dios me siga amando hoy?
¿Acaso no debo agradecer que Dios me haya perdonado hoy?
¿Acaso no debo agradecer que Dos me haya dado hoy la oportunidad de comulgar?
¿Acaso no debo agradecer que hoy pueda sentirme amado por El?

Para el que quiere nuestra vida debiera ser todo un agradecimiento.
Y quien no sabe agradecer, no ha aprendido a vivir de verdad.

Clemente Sobrado C. P.

 

Miguel Aedo