Mientras unos te alaban, otros te van a criticar. Decían que Juan tenía un demonio y que Jesús era un comilón y borracho que comía con pecadores. Lo que sucede es que nos cuesta hablar bien de los demás, porque es más fácil criticar, ya sea con razón o sin ella.
Es que no sabemos aceptar a los demás sobre todo cuando piensan distinto a nosotros y pueden hacernos sombra o dejarnos en mal lugar.
¿Quieres saber cómo es tu corazón?…
Olvida el refrán: “DIME CON QUIÉN ANDAS Y TE DIRÉ QUIÉN ERES” porque si comes con publicanos y pecadores, puede ser porque no los excluyes y no porque seas igual que ellos.
Somos lo que es nuestro corazón y no lo que dicen de nosotros los demás.