Himno a los libros

miércoles, 23 de abril de
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Hoy es el Día internacional del Libro. El día 23 de abril fue elegido como Día Internacional del Libro, pues coincide con el fallecimiento de Miguel de Cervantes, William Shakespeare. Aquí les comparto una hermosa poesía. Mi agradecimiento al autor, Guillermo Urbizu, que me permitió publicarla aquí y compartirla.

 

 

El silencio de los libros. Su lectura. 
El diálogo constante con el significado 
de las palabras. Las emociones del alma. 
La opción del pensamiento, 
de la imaginación, de la historia, de los sueños. 
El hombre recogido en medio de si mismo. 
Siguiendo la búsqueda, el ritmo. 

Los libros: tan vulnerables, tan indestructibles. 
Páginas, líneas, tinta, tacto, ser. Esa fuerza, 
esa trascendencia, ese viaje. 
Toma de conciencia, estudio, la forma 
de sacar alguna conclusión a la existencia. 
Sondear la profundidad de lo que ocurre 
o de esa transparencia que está en el aire 
o en esa mirada que se cruza contigo. 

Silencio. El silencio de los libros. 
El silencio de los vivos. El amor, la nostalgia, 
la épica del deseo. La semilla, 
el descanso, la idea, el acero de la batalla, 
el dolor que se desangra. El silencio y su don. 
Los libros y su don. La vida: 
un relato, un poema. Un más allá de todo esto. 
Y la historia que nos deja. Y lo que nos queda. 

La vida: el lenguaje que somos, 
y la escritura que nos cuenta y canta 
lo que sentimos, el desasosiego frecuente, 
el afán de comprender el derrotero del tiempo. 
El silencio de los libros: ese fijarse 
más en las cosas, ese no quedarse solo, 
ese querer amar, que es saber. 
Es una manera de subrayar la vida, 
de recalcar los asuntos más cruciales 
que nos pasean por el alma. 
Y por la razón, y por esas ganas 
de contemplar a nuestro antojo 
lo que el hombre sueña. 

¿Qué es primero? ¿La vida o los libros? 
¿Pero qué son los libros sin la vida? 
¿Y los libros qué aportan? 
Mi vida no es posible sin el amor a los libros, 
sin las confidencias de los libros, 
sin el tacto de los libros… 
Los libros son algo más 
que una invasión de espacio 
y una impresión de tinta. 
Son una manifestación evidente 
de la arquitectura espiritual del hombre. 
De sus cimientos y de su altura, 
de su proyección de la mirada 
y de la densidad de la luz. 

No parecen buenos tiempos 
para el silencio, para los libros. 
Reina el ruido, la dictadura de la imagen, 
la virtualidad, la laxitud, la molicie espiritual. 
Hay en su sonido una melancolía. 
Ese milagro que supone tener en las manos 
un libro ya no se valora apenas. 
Un libro para replantearse el alma de raíz. 
Se trata del futuro del hombre, de su esperanza.

Guillermo Urbizu

 

Foto: escultura “Der moderne Buchdruck“ Lienhard Schulz. Berlín

 

Hna Gabriela fsp