Caminando por la vida, leyendo artículos, viendo televisión. El mundo se abre de tal manera, dejándonos un abanico de posibilidades de ser y estar.
Todo parece exultante, adrenalínico. Sin embargo, ¿cuál es el real camino?.
Estando frente al Santísimo y aunque las palabras no pueden salir de mi boca, digo: Mi señor, llévame a ti, como sea.
Sé mi ruta, has de mi lo que se necesite. Porque oportunidades hay por montones, pero la felicidad de vivir una vida auténtica amada a cuerpo y alma tiene un solo nombre.
Ese camino tiene tu sello, tu impronta, tu amor y consuelo.
No importa cuantas modas surjan, cuantas promesas se hagan. Tu amor no pasará.
Ese camino ha sido diseñado desde la eternidad para cada uno de nosotros.
Ayudanos, Señor a encontrarlo todos los días y llenarnos de plenitud contigo y nuestros hermanos.
Oportunidades muchas, Camino sólo Cristo.