“Que pequeña me siento a veces Señor cuando no puedo comprender las grandezas de tus misterios”.
Soy catequista de confirmación y hace unos días atrás me toco mi vivir una experiencia hermosa que me lleno el corazón.
El grupo de chicas con las que llevamos compartiendo hace un año, le queda poco para recibir el sacramento de la confirmación. Por ello junto con toda la comunidad se organizó un retiro especial para ellas. Después de los tres días que compartimos entre charlas , confidencias, oración, silencio y risas hubo algo que llamó mi atención.
Viernes a la noche después de mucha oración, se invito a las chicas que pasaran a la Capilla donde estaba expuesto el Santísimo. Allí cara a cara con Cristo. Cara a cara con su ternura y profundo amor ninguna pudo evitar llorar. No tengo duda de que aquellas lágrimas eran de amor y felicidad por haberse encontrado con aquel que las amo hasta el extremo.
Nada.Nada en aquellos tres días logro movilizarlas tanto como su encuentro personal con Cristo en el Santísimo.
Después de vivir esa experiencia maravillosa me sentí pequeña, pero sobre todo amada. Y entonces entendí que sus misterios son grandes e infinitos como su amor. Que debemos animarnos, acercanos al Santísimo para encontrarnos con ÉL.