¡Viva Cristo Rey!

jueves, 23 de noviembre de
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La fiesta que este domingo celebraremos, tiene en México un tinte muy especial, pues no es una fiesta litúrgica más, sino que es una solemnidad que evoca la persecución religiosa en México, un tiempo duro para la iglesia, en el cual, muchos hombres y mujeres valientes derramaron su sangre al grito de ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!, entre los cuales figuran hombres que la iglesia ha declarado santos(26) y beatos (14).

Entre estos hombres se encuentra el P. Miguel Agustín Pro SJ, que valientemente dio la vida por Cristo, consumándola en el martirio, pero ante todo entregada en la cotidianeidad de su vida: viviendo sin miedo su amor a Dios expresándolo en el servicio de sus hermanos, celebrando la misa a escondidas, llevando la comunion a los enfermos y sacando una que otra sonrisa a los que le conocían, ya que se disfrazaba de una forma creativa, para no ser descubierta su identidad de sacerdote.

Proveniente de una familia pobre, el Padre Pro, nació el 13 de enero de 1891, ingresó a la compañía de Jesús en 1911, relizó sus estudios en diferentes países, fue ordenado sacerdote en Bélgica en el año de 1925, celebró su primera misa el 31 de agosto de ese año. Regresó a México en 1926, poco antes de que iniciara la persecusión cristera.

Durante la gesta cristera, permaneció en secreto entre sus fieles, los cuales a su vez le ocultaban, podía visitar de vez en cuando su familia, que residía en ese momento en la ciudad de México, fue culpado, junto con su hermano de tener relación con el atentado realizado al general Álvaro Obregón. Por esta razón, recibió la corona del Martirio junto con su hermano Humberto y el Lic. Luis Segura Vilchis.

“El P. Miguel Agustín Pro, jesuita mexicano, a quien hacemos presente hoy, gozaba de un humor exquisito y osado. Era una persona alegre, capaz de hacer divertir a cualquiera. Cuentan que para reunirse en las casas y poder celebrar los sacramentos con las familias sin ser descubierto por los militares, se disfrazaba. Cambiaba su aspecto exterior para custodiar lo interior. Sus opciones lo llevaron a relativizar muchas cosas para ser fiel a una sola, el anuncio del Reino a los más necesitados. 
Miguel Pro murió un 23 de noviembre de 1927 asesinado por las fuerzas militares, en la ciudad de México. Hoy lo recordamos como “mártir”, pero lo más importante no es su final sino su vida entera. Lo más importante no es la cruz, sino la vida entregada, esa que se expresa en el misterio de la cruz. Mártir es una palabra griega que significa testigo, testimonio. 
El P. Pro fue testigo de un amor que divierte el alma y que ayuda a avanzar en el camino de las persecuciones cotidianas. Persecuciones por el Evangelio que, al decir de San Ignacio, si faltan, es porque algo nos está faltando vivir.”

Una de las anecdotas de él, cuenta que confesó a los presos y los animó a cantar “Tu Reinarás” una melodía dedicada a Cristo Rey, demostrando que no temía la muerte, pues confiaba plenamente en Dios, que le había otorgado el don del Martirio.

La Historia de este martir nos invita ser fieles a nuestras convicciones y principios, pero ante todo ser fieles a Cristo, a vivir por Él y entregarle la vida desde lo cotidiano, desde lo pequeño, lo sencillo, siendo fieles en lo poco, para ser fieles en lo mucho. Que este domingo, junto con tantos hombres y mujeres, de muchos luegares del mundo, demos testimonio de que vivimos en un reinado de amor, el reinado de Cristo Rey.

 

Ernesto Camarena Báez