La fuga de dólares fue récord en 2018

lunes, 28 de enero de 2019
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28/01/2019 – Si se analiza la cantidad de divisas que se fue del sistema nacional en la era Cambiemos el número llega a los 59.328 millones de dólares.

En principio definamos ¿Qué es la fuga de capitales? Tal vez la primera imagen que se viene a la cabeza es la de alguien llevándose dólares en bolsos al exterior, de forma oculta e ilegal. Podría ser un caso, pero hoy en día el dinero se mueve mayoritariamente de forma virtual y el hecho de que salgan dólares del circuito financiero argentino no siempre involucra una operación ilegal ni que los mismos sean transportados físicamente a otros países.

Para entender mejor este fenómeno de fuga de capitales consultamos al economista Daniel Montes quien nos explicó: “Generalmente “fuga de capitales” suena como a “operatorias offshort”. En algún momento decíamos que no todo offshort es ilegal ni mucho menos. Del mismo modo “fuga de capitales” no implica de por si ilegalidad ya que hay distintos tipos de casos como por ejemplo el turismos al exterior. Lo que si, toda fuga tiene su efecto en la economía interna pero, de ninguna manera, implica necesariamente estar en el ámbito de la ilegalidad”.

Según datos conocidos en los últimos días, en diciembre pasado el nivel de atesoramiento, o sea, lo que se considera “Formación de Activos Externos del sector privado no financiero” o burdamente “fuga de capitales” ascendió a 862 millones de dólares. Esto representa un aumento del 111% frente al mes anterior pero un 68% inferior al de un año atrás. De modo que la compra de divisas para atesorar sumó el año pasado nada menos que 27.230 millones de dólares. Así en los primeros tres años de mandato de la coalición de Cambiemos la fuga de capitales ascendió a 59.328 millones de dólares. O sea, más que todo el acuerdo ampliado con el FMI.

Esta situación no es solo por culpa de la crisis del año pasado que el público demandó furiosamente más dólares en 2018. Sino, que vino haciéndolo desde el advenimiento de Cambiemos. Esto refleja que algo inquietaba la confianza de los ahorristas e inversores. Dado que por más que a lo largo de varios meses reinó “la tasa de interés real en pesos”, primero bajo el régimen de metas de inflación y luego bajo la nueva política monetaria pactada con el FMI, más allá que en algunos meses el “carry trade” perdió, el público siguió “apostando” o más bien “ahorrando” en dólares.

Los últimos datos de compra de divisas proveniente del Balance Cambiario del Banco Central dan cuenta que la crisis pegó, lógicamente, en la capacidad de ahorro y por ende de atesoramiento. De niveles mensuales de 2.000 a más de 3.000 millones de dólares se pasó a 1.163, 408 y 862 millones en el último trimestre del 2018. Aún así los que compran dólares son casi un millón de personas por mes.

Ismael Bermúdez, periodista especializado en temas económicos habló sobre el tema con Radio María Argentina y, sobre las consecuencias de las fugas de capitales sostuvo: “Las consecuencias son, lógicamente, negativas porque un país que tiene fugas de capitales significa que tiene menos reservas y que no hay confianza de la población en el sistema económico y financiero y por eso, a los patrimonios prefieren tenerlos en el exterior. A esto se suma que, gran parte de la fuga de capitales se financia con deuda”.

Al referirse a las causas de este fenómeno económico, Bermúdez destaco: “Por un lado tiene que ver con el hecho de que, evidentemente, en muchos momentos ahorrar en pesos es una mala apuesta. Ustedes calculen: el dólar estaba a 18 (pesos) y meses después se estiró prácticamente a 41. Todo aquel que se quedó en pesos perdió como en la guerra y aquel que privilegió el dólar tuvo ganancias extraordinarias”.