Era el tiempo viejo la flor, la madera frutal.Luego el hacha se puso a golpear, verse caer, solo rodar.Pero el árbol reverdecerá nuevo.
Al quemarse en el cielo la luz del día, me voycon el cuero asombrado me iré, ronco al gritar que volverérepartido en el aire a cantar siempre.
Mi razón no pide piedad, se dispone a partir.No me asusta la muerte ritual, solo dormir, verme borrar.Una historia me recordará vivo.
Veo el campo, el fruto, la miel y estas ganas de amar.No me puede el olvido vencer, hoy como ayer siempre llegar.En el hijo se puede volver nuevo.
La historia del RAPTO DE PERCEFONE (griego), CORË (romano) es un relato de los ciclos de la vida, pero al mismo tiempo es para nosotros un relato aleccionador.
Bienvenida es vuestra bienvenida. Sin más queja, dolido y reparadopor la caricia de este útero abrazante, aquí estoy: recíbanme. Soy digno.Me perdono y perdono a quien me hiriera. Vengo a darles y a darme íntimamenteuna nueva ocasión de parimiento a la vida que siempre mereciera.Me la ofrezco y la tomo. Me redimo.
Con permiso o sin él, YO me lo otorgo: me doy permiso para sentirme digno, sin más autoridad que mi Conciencia.
¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero!
Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero