La luz de un Hospice en la oscuridad de la enfermedad

miércoles, 21 de diciembre de 2016
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21/12/2016 – La hermana Alicia Félix, ganadora del premio Argentina Solidaria 2016, contó a Radio María la importancia de su tarea con personas en una etapa terminal de sus vidas. “Tenemos que rever una nueva visión de la medicina”, afirmó.

Hna

 

Adolfo gritaba en silencio. Con sus miedos, su dolor y sabiendo que el ocaso de su vida se acercaba sin pedirle permiso, caía minuto a minuto en la angustia de lo impredecible. Hasta que algo cambió. Una luz de esperanza se encendió en la oscuridad de su vía crucis. Sus últimos días se esfumaron, pero los vivió rodeado de amor, ternura y alegría. Se fue en paz, dentro de la calidez de un Hospice.

La hermana Alicia Félix, elegida Abanderada de la Argentina Solidaria 2016, premio que reconoce a los argentinos que se destacan por su dedicación a los demás y que se difunde por Canal 13, destacó en diálogo con Radio María cómo es su tarea en el Hospice La Piedad, que fundó y dirige, en la localidad santafesina de Esperanza

“Fue hace unos años atrás, cuando providencialmente vi cual era el objetivo de los Hospices, y me pareció posible hacer un cosa de éstas en Esperanza. No tenía idea lo que eran, y después de largas semanas de oración me decidí por armar un proyecto, presentarlo a mis superiores y cuando lo aprobaron comenzar la restauración de una casita, que es el hospice”, recordó.

Alicia marcó la necesidad de tener en cuenta “una nueve visión de la medicina”, la necesidad “de la humanización, de una atención compasiva, personalizada, humanizada”, y subrayó: “Más allá que uno no pueda tener chances, los cuidados paliativos tienen mucho que hacer, en cada familia, casa, sanatorio u hospital. Queríamos colaborar con un granito de arena. No fue fácil, Hospice no es una palabra conocida”.

En ese sentido, explicó: “Es todo un estilo de vida que uno va tomando. Muchas veces no tomamos conciencia de que son seres humanos como nosotros, y cuando vienen a la consulta los tratamos como cosas. Es esencial el tiempo que le damos al enfermo. Eso nos falta mucho. No somos objetos, somos seres humanos. A todos, cuando nos toca una enfermedad, queremos, por lo menos, que nos digan por el nombre. La persona se siente que es alguien y no algo”.

La hermana precisó que trabaja con un equipo interdisciplinario y valoró especialmente la tarea de los voluntarios que ayudan a los enfermeros en su labor. “No tenemos ningún aporte, los únicos que cobran son los enfermeros, los voluntarios acompañan”, sostuvo.

Alicia contó que el primer enfermo que asistió al lugar los marcó, porque duró solo cuatro días, pero destacó que fueron “intensos, de acompañarlo”. “Fue un ida y vuelta de amigos que lo querían muchísimo. Pidió ver a su primera esposa y se reconcilió. Estuvo cuatro días nomás, pero nos quedó grabado el ser instrumento de reconciliación”, resaltó.

El Movimiento Hospice difunde una filosofía del cuidado hacia una persona enferma que transita el final de su vida mediante los cuidados paliativos. A través de ellos, se ayuda a integrar la multiplicidad de dimensiones que posee, fundamentalmente la espiritual. Así como Adolfo, día a día crece la cantidad de personas que se suma a este movimiento. Así como Alicia, día a día se renueva la esperanza de que hay personas que, aún en los momentos en donde pareciera que no hay nada que hacer, abren su corazón y ayudan a brillar a esos ojos que pronto no verán, pero que los recordarán eternamente.